Mi vida es patéticamente normal y "uneventful", a más que siendo una persona ensimismada e introvertida, el 50% de mi vida transcurre en mi propia cabeza.
Soy una persona que siempre he tenido una tendencia malsana a enamorarme sin razón y platónicamente. Cuanta energía he malgastado soñando con imposibles, intocables o prohibidos. Aunque por fuera sea insulsa y del todo "wholesome", por dentro no me cabe duda de que soy y he sido una de las grandes amantes de la historia, apasionada, voraz, y trágica, como cualquier Julieta, Ophelia, o Lady Chatterley. Claro está, no toda mi vida sentimental ha transcurrido en la esfera de la fantasía pura, que yo de virgen del recuerdo tengo poco. La costumbre de fantasear la desarrollé en parte por la falta de la suficiente acción en el plano real, carencia que con el tiempo sigue creciendo y asentándose en mi vida como una constante.
¿Alguna vez te has encontrado con una persona que ha abierto una puerta en tu corazón, provocando que todo aquello que era blanco y negro se transformara en un mundo de color, y después te abandonara, cerrando la puerta tras de si, volviendo a dejarte solo en la mas absoluta oscuridad y soledad?, yo si.
Cuentan que cuando una puerta se cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo a aquella puerta que se cerró, que no reparamos en la que se ha abierto frente a nosotros. También es cierto que no nos percatamos de lo que tenemos hasta que lo perdemos, de la misma forma que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos.
Dicen que lo que siento es amor, pero en realidad es mas bien tristeza infinita y rabia no por el abandono, si no por el posible olvido, ya vivido en otras ocasiones, además de miedo al vacio....a la soledad. Siento que me estoy atraganto con tantas palabras y sentimientos que aun siguen en mi interior. Lo único que me queda es una profunda añoranza de los buenos momentos vividos con esa persona que se quedo con mis ilusiones y expectativas, las cuales se fueron desmoronando al mismo tiempo que nacía dentro de mi un temor incontrolable a la incertidumbre del futuro. La verdad que en estos instantes no se que hacer, si hacer caso a lo yo misma he aconsejado a veces: “mas vale llorar por algo que has hecho, que arrepentirse de aquello que no hiciste”, o quedarme esperando igual que un libro, que cerrado, es un amigo que siempres espera. Dicen que para salir del laberinto de la añoranza es saber darse por vencido, pero es algo que una parte muy grande de mi ser se niega a hacer, no quiero sepultar mis ilusiones ni despedirme de una posible amistad.
La tristeza y la soledad son compañeras de viaje que me han acompañado y acompañan con fidelidad durante gran parte de mi travesía por esta vida, a las que durante los últimos meses se han acoplado la alegría y la ilusión, pero desgraciadamente por poco tiempo, de hecho vuelvo a estar a solas con mis dos camaradas inseparables.
Y por el momento esta es mi vida, comparto mi soledad y mi tristeza con aquellos que se sienten igual, porque ahora ando un camino de cristales rotos como ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por comentar!