viernes, 17 de febrero de 2012

Y la vida sigue, aunque no estés

Han transcurridos dos años desde la última vez que me perdí en tus verdes ojos. Dos años desde que sientiera tu aliento cerca. Parece que fuera ayer cuando prometía no olvidarte, cuando prometias que nos volveriamos a ver. Dos años y no he tenido noticias. Tal vez el amor se acaba, tal vez se acaba la esperanza, pero entonces ¿por qué siento esta presión en mi pecho?
Otros ojos me han mirado, otras manos han querido acariciarme. Nadie es como tú. Cuando se ha tenido todo lo que alguien ha amado, ¿que se puede esperar? ¿quién será capaz de traspasar esta barrera que lleva tu nombre? Lo busco y no lo encuento. Te he esperado toda mi vida, y te perdí en un simple aliento, un simple adios.

Pero la vida me ha enseñado que no todo es dolor, que no siempre se pierde; y aunque nada llenará el hueco que tu dejaste, mi corazon sigue creciendo para abarcar nuevas posibilidades, nuevos retos, nuevos amores, que si no son capaces de hacerme olvidar tu nombre, si al menos me hagan los años más llevaderos. Dulce y amargo al mismo tiempo. Eres mi cruz y te llevo con orgullo, porque tengo el placer de haberte tenido cerca.