viernes, 29 de enero de 2016

Cuando la VIDA te da la espalda.

Hacia mucho que no volvía por aquí. Pensaba que nunca volvería.

Hoy no se como empezar a escribir lo que siento. Este blog fue una parte importante de mi vida que utilicé como diario, y que poco a poco se convirtió en otra cosa. Algo que finalmente abandoné y que hoy, de nuevo vuelve a su origen.

Solía pasear por la calle observando a la gente, sus miradas, sus expresiones, algunas tan vacías que te hacían temblar con solo pasar a su lado. Personas que no eran mas que unas débiles sombras de lo que fueron en algún momento de sus vidas. Pero la vida no las ha tratado bien; no nos ha tratado bien.
Ahora soy yo quien se encuentra en ese camino de cristales rotos, de miradas perdidas y de cuerpos sin vida. Ahora soy yo a quien la vida ha dado la espalda.

Creo que debería empezar por el principio, por alguno de los principios porque hay muchos. Creo que un repaso a mis dos últimos años serían un buen comienzo.
Siempre he querido ser madre. Desde adolescente sentía que necesitaba algo que ninguna otra persona podría darme. Recuerdo tener en casa las típicas revistas de bebés (supongo que eran de mi madre) y leerlas una y otra vez. Recuerdo que compré un libro de nombres de bebés cuando aún estaba en el instituto. Recuerdo que lo deseaba.
Pero no soy madre. A lo largo de los últimos 15 años lo he intentado en alguna ocasión sin lograrlo. Tal vez no insistí mucho en ello, era consciente de que era joven, quizá demasiado, pero el deseo estaba ahí, latente.
Han pasado tantas cosas en los últimos años que no sabría un motivo concreto por el que no me decidí antes, simplemente, nunca encontraba el momento. Pero hace dos años, por fin, decidí que no esperaría más, que ahora era el momento y que no necesitaba a nadie para conseguir lo que tantos años había deseado.